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Un alcalde muy particular

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 8 de Febrero de 2005 Página 4 Sección F

Desde la campaña política pasada se rumoraba fuertemente que algo muy extraño estaba pasando en un municipio vecino de la capital de Estado, tan sólo a unos 13 kilómetros del centro de la ciudad de Chihuahua (Catedral) al mero centro de la cabecera municipal de Aquiles Serdán, y de orilla a orilla de las ciudades a tan sólo cuatro o cinco kilómetros, es decir que casi forma parte de la ciudad de Chihuahua.

Desde la campaña, el candidato del PRI, un joven de escasos 30 años, Roberto Carrillo, se hacía acompañar por más de cuatro lujosos vehículos de modelo reciente, rodeado de guaruras o guardaespaldas, que nadie sabía con certeza de dónde habían salido y si realmente los necesitaba el candidato a presidente municipal, en un municipio muy pequeño y bastante pobre, que tuvo sus tiempos de gloria cuando la minería era la actividad principal del estado y del país.

El día de la elección logra ganar apenas por unos cuantos votos, no se sabe si como efecto de su campaña intimidatoria, de los cientos de despensas que regalaba diariamente, la música que trajo durante toda la campaña o los miles de pesos que repartió antes y durante la jornada electoral. El caso es que este singular candidato "gana" la elección, si es que se le puede llamar así, cuando se arrasa con el pueblo de esa manera y sólo se le reconocen menos de diez votos de diferencia con su adversario de la coalición "Todos somos Chihuahua" del PAN, PRD y Convergencia.

Después de tomar posesión como Presidente Municipal, el joven se dedica a seguir con una vida de parranda, rodeado de sus guaruras, manda instalar un sofisticado sistema de monitoreo en su casa particular, claro, con cargo al erario de Aquiles Serdán, continúa participando en las peleas de gallos -que se supone están prohibidas, pero que leyes para un alcalde como este no existen- visitando varias veces a la semana casa de masaje, despidiendo a todo el personal del municipio, al grado de que para Navidad no tenía dinero para los aguinaldos, ni para liquidar a todo el personal despedido, entre ellos principalmente policías, que se declaran en huelga hasta que los liquiden correctamente. El Gobierno del Estado sale al quite y le presta dinero contra sus participaciones para que pueda salir del problema, sin embargo el novel alcalde ni paga aguinaldos, ni liquida correctamente a su gente. Se gasta el dinero en su vida particular, que ya la traía medio atrasada de deudas también, seguramente.

El problema continúa y el Gobierno del Estado le manda un emisario de primer nivel, al secretario de Desarrollo Municipal, Óscar Villalobos, y prácticamente lo corre de su oficina, diciéndole que los municipios son libres y autónomos, por lo que no tiene porqué obedecer al Gobierno del Estado.

Posteriormente le mandan llamar a la oficina del Secretario General de Gobierno, Fernando Rodríguez Moreno, en donde le piden la licencia para que se separe del cargo en virtud del desorden administrativo que tenía en el municipio, pero nada, que el joven alcalde también los manda a volar y les dice que él sólo hablará con el Gobernador del Estado, el cual por supuesto que no lo recibe. Promete corregir el rumbo y dice que ya se va a portar bien y que en sesenta días van a ver el cambio en el municipio, pero nada, que fue todo lo contrario, continuando en las apuestas, los gallos, etc.

Así es que no le queda otro remedio al Gobierno del Estado que poner la denuncia penal por peculado, desvío de recursos y los demás que le resulten al novel alcalde, aunque ya a estas alturas no se le puede llamar novel, porque la verdad que ya tiene otros adjetivos. Bien por el Gobernador que pone la denuncia penal, pero mal por la Procuraduría que se pone a integrar la denuncia con aquella pasmosa velocidad que parece que lo que se quería es que el depuesto alcalde tuviera todo el tiempo necesario para huir no sólo de su municipio o estado, sino del país, por lo que se ve difícil su captura.

La demanda se pone por el desvío de un millón de pesos -dicen-, pero ahora ya se habla de que el peculado o robo al erario puede llegar a más de siete millones de pesos, para uno de los más pequeños municipios del estado (en territorio, habitantes y presupuesto), pero que, además, antes de irse este singular personaje deja impuesto a su suplente, de quien se dice que es primo del ex gobernador Patricio Martínez, quien en una de sus primeras acciones le pide al Gobierno del Estado que le dé los siete millones de pesos para poder pagar todas las deudas que le dejó el joven Carrillo y poder así empezar su mandato en ceros, a lo cual el gobierno le ha contestado que no, como es correcto.

En el caso de Aquiles Serdán nos hemos enterado por su cercanía a la ciudad de Chihuahua, pero ¿nos enteraremos de casos similares que pueden estar ocurriendo en otros municipios del estado? Ojalá y estos escenarios del viejo PRI no se vuelvan a repetir en ningún lado.