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La gran batalla

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 20 de Marzo de 2007 Página 5 Sección F

Desde la llegada de Felipe Calderón Hinojosa a la Presidencia de la República, se empezó a actuar con toda la fuerza que tiene el Estado para combatir el gran flagelo que está azotando no sólo a México, sino al mundo entero: el narcotráfico.

En los últimos meses del año pasado era noticia casi diaria dar a conocer la insostenible situación que se vivía por ejemplo en Nuevo Laredo, Tamps., donde al jefe de la policía municipal que nombraran, más se tardaba el presidente municipal en nombrarlo, que el nombrado en aparecer acribillado en las próximas horas. Lo mismo sucedía en diversas partes del país, como el macabro hecho sucedido en Morelia, Mich., donde en plena pista de baile fueron arrojadas las cabezas de varios hombres que acababan de ser decapitados por los narcos, y en señal de intimidación a toda la población las arrojaron en la discoteque más concurrida de la capital del estado.

Nuestro estado no era la excepción, ya que aquí teníamos el problema desde años atrás, pues lo mismo ejecutaban a un ex jefe policiaco saliendo de uno de los mejores restaurantes de la ciudad de Chihuahua, que a otro saliendo de un Oxxo al empezar la mañana. Así como había persecución entre narcos por todo el periférico de la Juventud, hasta acribillar al que querían, en pleno medio día, o en una gasolinería a media mañana. Lo mismo sucedía en Ciudad Juárez y después se extendió a casi todas las poblaciones del estado.

"O actuamos ahora o perdemos a México", dijo Felipe Calderón Hinojosa en esta misma semana, después del más grande decomiso de dinero en efectivo de la historia, no sólo de nuestro país sino del mundo. En una casa de las Lomas de Chapultepec, una de las zonas más exclusivas de la ciudad de México, la Procuraduría General de la República decomisó 205 millones de dólares en efectivo, 200 mil euros y 157,500 pesos mexicanos, es decir, que a los tipos de cambio actuales fueron en contante y sonante más de 2,258 millones de pesos, cifra que se dice fácil pero que representa el 10% del presupuesto estatal o el presupuesto total de dos años de la Presidencia Municipal de Chihuahua. Se tuvieron que mover en un camión de mudanzas de varias toneladas para trasladar esas pacas de dinero en efectivo de la casa de Lomas de Chapultepec a las instalaciones de la PGR.

Ahora sí que se les pegó donde más le duele al crimen organizado, ya que mientras sean bajas de sus elementos no les importa en lo más mínimo, pues son sustituibles, pero en lo que se refiere al dinero en efectivo sí que es un daño irreparable el que se le ha hecho, ya que ese dinero sale de la circulación para que sigan comprando más drogas con las que están envenenado a nuestros jóvenes.

La lucha contra la delincuencia organizada "será larga y difícil, tomará mucho tiempo, por lo cual será difícil tener resultados inmediatos, costará mucho dinero, para lo cual todos debemos aportar un esfuerzo que costará por desgracia vidas humanas, pero no tenemos alternativas", dijo Felipe Calderón Hinojosa, y tiene toda la razón para expresarse de esa manera, ya que esta es una batalla que no podemos perder, cueste lo que cueste.

El Presidente Calderón ha mandado el Ejército junto con la PGR a varios estados del país, para que junto con las policías estatales y municipales se haga frente al narcotráfico. En algunos lugares han llegado desarmando a las policías locales, como fue el caso de Tijuana, y cómo no iban a hacerlo, si desde que llegó Jorge Hank Rhon (hijo del humilde profesor rural Carlos Hank González que terminó como uno de los hombres más ricos del país en la época de oro priísta) a la alcaldía de Tijuana, los asesinatos, ajustes de cuentas y la inseguridad crecieron a su máxima expresión y ahora ese señor quiere ser gobernador del estado. Ojalá que los bajacalifornianos no lo dejen llegar. Lo mismo acaba de suceder esta semana en el estado de Tabasco, donde no sólo desarmaron a la policía, sino que detuvieron a su jefe, al subsecretario de seguridad del estado y a varios jefes intermedios, los cuales fueron trasladados a la ciudad de México para que rindieran su declaración.

La gran batalla ha iniciado, no podemos perderla.