Abstencionismo

Las elecciones como la del año pasado, conocida como "intermedia" por ser entre una elección presidencial y otra, normalmente son campañas "desangeladas" que no motivan al electorado porque desafortunadamente pocos comprenden la importante función del diputado federal y del senador, no obstante lo cual el 59 por ciento de los chihuahuenses acudió a las urnas hace un año.

En el proceso electoral que acaba de terminar, no obstante que se supone debería haber entusiasmado más a los chihuahuenses por ser el cambio de gobernador, presidentes municipales y diputados locales, que son las autoridades que se sienten más cercanas y queridas del pueblo, y que adicionalmente tuvimos la elección de una nueva figura llamada "síndico", sólo salió a votar poco más del 50 por ciento (57 por ciento), pero menos que la "desangelada" elección "intermedia"anterior.

¿Significará esto que a los ciudadanos del estado no les interesó la elección? ¿Hubo cosas más importantes que elegir a quien dirigirá los destinos del estado en los próximos seis años? Me parece que ese gran voto abstencionista no refleja una respuesta positiva a las dos preguntas anteriores, más bien es un voto con mensaje a los partidos políticos, con el cual se descalifica o se pretende hacerlo, a los partidos políticos por la llamada "guerra sucia" como los medios de difusión dieron en llamarla.

La campaña del PRI a través de caretas y membretes, algunos de ellos fantasmas y otros sin la autorización debida, provocó que la gente se sintiera confusa, aturdida y finalmente molesta, por lo que decidió no emitir su voto como castigo a esa campaña electoral.

La ciudadanía chihuahuense es una de las más democratizadas y participativas del país, por lo que llama la atención que prácticamente la mitad de los electores decidiera no votar. El mensaje es más que claro de ser un voto de castigo a un proceso electoral confuso, sucio y con dimes y diretes en que el mensaje del electorado fue "no merecen mi voto" Qué lástima que el PRI, en lugar de hacer una campaña propositiva, alegre, de convencimiento al electorado para que votara por sus candidatos y propuestas, la haya convertido en una campaña totalmente antinatural para provocar el abstencionismo.

México necesita de partidos políticos modernos, actualizados y que estén a la altura del nuevo milenio que está por comenzar, porque no es posible que sólo la mitad de los electores tome la decisión más importante sobre el destino de sus vidas, como tampoco es posible que los gobernantes lleguen con el apoyo del 23 por ciento del electorado, ya que si sólo vota la mitad y de esos votos el candidato ganador no obtiene ni el 50 por ciento, quiere decir que gobernará sólo con el apoyo de una cuarta parte de los ciudadanos.

El abstencionismo será el gran reto a vencer en los próximos procesos electorales.