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Cien Días

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 11 de Enero de 1999 Página 6 Sección A

Hay la costumbre, no se si buena o mala, de evaluar a los gobernantes por su actuación en los primeros y en los últimos cien días de gobierno.

Desde mi particular punto de vista, me parece que pretender hacer un análisis a profundidad y llegar a conclusiones por los primeros cien días de cualquier gobierno es una tarea difícil y con una alta probabilidad de ser juzgado como injusto por ser un período de tiempo tan corto. Sin embargo, siguiendo esa tradición política, a continuación hago algunos comentarios acerca de la administración del gobernador Patricio Martínez.

Durante su campaña afirmó con toda contundencia que terminaría de inmediato con la violencia de Ciudad Juárez, pero los hechos a cien días de distancia señalan que el inicio de su gobierno no sólo no terminó con la violencia en Ciudad Juárez, sino que es el principio de una inseguridad generalizada. Hoy en día los crímenes no sólo son en la frontera sino a lo largo y ancho del estado: asaltos bancarios, asaltos a trenes y estaciones de autobuses, y ejecuciones que hoy en día por alguna razón los medios de difusión lo meten en páginas interiores a un pequeño espacio, en lugar de las primeras planas que le dedicaron en el sexenio anterior. Del 15 de octubre al 31 de diciembre la prensa informó de 55 ejecuciones, lo que significa un incremento mensual del 28 por ciento con relación a la administración anterior.

La promesa de transformar Chihuahua en "el gigante del siglo XXI" se ve como una ilusión promovida sólo con interés electoral, los hechos de esta administración apuntan a desmantelar el esfuerzo conjunto de los sectores privados, social y gubernamental al desaparecer los apoyos a desarrollo económico de Juárez y Chihuahua para seguir promoviendo programas tan importantes que venían de la administración anterior, generando una alta tasa de crecimiento en empleos. El aumento al impuesto sobre nóminas dejará a Chihuahua en posición de desventaja con otras entidades del país.

Hoy en día el respeto a las organizaciones obreras, patronales, académicas o periodísticas está en función de la simpatía o antipatía del Ejecutivo hacia dichos directivos, situación que durante los últimos seis años fue totalmente respetuoso por parte del Ejecutivo estatal.

La transparencia con que se manejaron los recursos públicos durante el sexenio recién terminado, hoy parece ser cosa del pasado, porque los funcionarios se resisten a dar información no sólo a los diputados, a quienes están obligados a dar cuentas, sino a cualquier cuestionamiento que se les pueda hacer en cuanto a sueldos y percepciones que al parecer se han duplicado en tan sólo cien días del nuevo gobierno. La Ley de Adquisiciones se ha visto violada en las primeras operaciones del nuevo gobierno, favoreciendo con dichas compras a personajes cercanos al actual Ejecutivo.

Lo mas grave son los indicadores de un gobierno que se perfila como autoritario, esquema desaparecido no sólo durante el sexenio anterior en el estado, sino contrario a la tendencia mundial que va hacia una democracia y participación de la sociedad en toda la toma de decisiones. Ahí sucedió con el presupuesto que mandó el Instituto Estatal Electoral y que de acuerdo a la Ley, el Ejecutivo sólo debería turnarlo al Congreso, sin embargo lo modificó de acuerdo a gusto, queriendo suplantar las funciones del legislador. Lo mismo sucedió con los horarios para la venta de vinos y licores, lo mismo al aumento sobre nóminas que ya hemos comentado recientemente.

Durante los primeros cien días el Ejecutivo del Estado ha pedido 35 días de permiso para ausentarse del territorio, lo cual habla de un gobernador que pretende dirigir el estado desde lejos y sin escuchar a la ciudadanía.

Muchos otros comentarios podríamos hacer, pero la brevedad del espacio nos limita a lo más sobresaliente en este corto período del arranque del actual gobierno estatal.

Lo más preocupante es que parece cernirse sobre Chihuahua un claro intento de retroceso democrático, avances que no son propiedad de partido alguno, sino de las luchas y anhelos de los chihuahuenses.