Imprimir Página         

La Sucesión

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 31 de Mayo de 1999 Página 6 Sección A

Aunque la semana pasada escribimos sobre este mismo tema, como parece que los medios de comunicación escritos y electrónicos no tuvieron otro tema que el de la sucesión presidencial, ahora me dispongo a continuar analizando la supuesta convocatoria para la "elección" del candidato del PRI.

"La cargada" se manifestó en el transcurso de la semana de la misma manera que se ha manifestado, sexenio tras sexenio, cada vez que la señal desde lo más alto de Los Pinos se deja sentir, sin que sea escuchada por el común de los mortales, pero que todos los organismos corporativos del PRI la entienden con toda claridad; y así hemos visto cómo los medios escritos y electrónicos le han dado diariamente al "elegido" Francisco Labastida Ochoa sus primeras planas y sus principales líneas ágatas de todos los noticieros matutinos y vespertinos. Los demás precandidatos -Manuel Bartlett, Roberto Madrazo y Humberto Roque Villanueva- han sido desplazados a páginas interiores o a un segundo plano de todos los noticieros, no obstante que esta tercia continúa manifestando que van a seguir en la contienda.

Francisco Labastida Ochoa ha recibido ya el apoyo de varios gobernadores de estados, quiénes abiertamente han manifestado que éste es su gallo, y asimismo los de la Cámara del Transporte, entre otros organismos corporativos, corrieron presurosos a manifestar su total adhesión al elegido de los dioses, y cuando se les preguntó si le darían también apoyo a los otros aspirantes manifestaron en forma contundente que jamás lo harían.

Asimismo los medios de comunicación nos han informada detalle a detalle lo que el candidato Labastida Ochoa hace día con día desde que se levanta hasta que anochece, y lo que hagan o no hagan los demás precandidatos tiene sin cuidado a los medios de difusión, los cuales sólo informan alguna cosa sin importancia o de ser posible algún "resbalón" que pudieran haber tenido en el transcurso de sus actividades diarias, esto para cuidar las apariencias y poder decir que los están cubriendo a todos.

Los vecinos de la banqueta de enfrente, para no quedarse atrás; han hecho su "destape" en la persona de Cuauhtémoc Cárdenas al más puro estilo priísta, para lo cual, sin mediar convención, asamblea o consejo alguno, el presidente nacional del Partido del Trabajo (PT) le anticipó que en su convención del próximo domingo será postulado por unanimidad de los miembros de ese partido, y el señor Cárdenas, con una sonrisa de oreja a oreja, que no se lo veía desde su campaña al Distrito Federal, gustoso: aceptó, siempre y cuando su partido, el PRD, lo postule a él como su candidato.

El otro precandidato, Porfirio Muñoz Ledo, quien se la ha pasado atacando a su compañero de partido, el virtual candidato Cárdenas, pareciera estar enviando el mensaje al igual que la tercia priísta de que sólo van a hacerle el caldo gordo a quien ya de antemano sabe que será el candidato de su partido, y en la última semana ha intensificado su derecho al pataleo con ataques más virulentos a quien indiscutiblemente será el candidato del PRD.

El único que ha mantenido las formas con respeto a su partido es Vicente Fox, quien ha dicho que esperará los tiempos, estatutos y reglamentos para acatarlos y llegar a ser el candidato del PAN, fórmula con la cual sus posibilidades de llegar a Los Pinos día con día crecen más. Asimismo ha manifestado que en caso de que el PAN decida llegar a una alianza con los demás partidos opositores, él está dispuesto a entrarle a una elección primaria, la cual seguramente ganará, así como también ha manifestado que con alianza o sin alianza se logrará echar al PRI de Los Pinos, para poder cambiar las estructuras de este país, que se dicen democráticas, pero que apenas quieren acercarse a una imitación de ese modo de vida.

No cabe duda que el tema de las próximas semanas continuará siendo el mismo y cada día se intensificarán más los apoyos abiertos hacia el candidato oficial, lo cual finalmente se le revertirá al haber hecho creer a propios y extraños que finalmente tendrían democracia donde jamás la ha habido.