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Las campañas electorales con rumbo a la Presidencia de la República se encuentran a toda velocidad a partir del 18 de enero en que fueron aceptados oficialmente por el Instituto Federal Electoral los registros de los seis aspirantes a llegar a Los Pinos.

El elegido por el dedazo, ahora disfrazado de elección interna, pero que en editoriales anteriores, inclusive antes de "su elección" interna, habíamos vaticinado quién sería el ganador, licenciado Francisco Labastida, ex gobernador del estado de Sinaloa, en donde no tienen gratos recuerdos de él, ya que durante sus seis años de gestión la corrupción creció en forma desorbitada en ese estado y, además, para protegerse las espaldas mandó una iniciativa al Congreso del Estado para reducir la pena por el delito de peculado de 12 a 9 años, con lo cual se le quitaba su calidad de delito grave y cualquier funcionario que incurra en ese delito alcanza el derecho afianza. Con esta protección hubo casos de corrupción durante su gestión, que hasta los mismos priístas denunciaron a sus antecesores, como fue el caso de Jesús Camacho, ex alcalde de Navolato, Ignacio Rodrigo Castro, quien gobernó el municipio de Ahome, y muchos otros que recibieron el manto protector de Labastida.

También durante su gestión como gobernador el narcotráfico creció al grado de que el comandante de la IX Zona Militar en aquel momento al mando del General Jesús Gutiérrez Rebollo (hoy ex titular del Instituto Nacional para el Combate de las Drogas, que fue destituido y encarcelado por sus vínculos con el narcotráfico), tomaron la ciudad de Culiacán y acuartelaron a la policía municipal y el coordinador estatal de seguridad, Fernando García Aguirre, uno de los hombres de más confianza del gobernador, tuvo que salir huyendo a Estados Unidos. Es decir, hoy los patos le tiran a las escopetas.

El licenciado Labastida cómo secretario de Gobernación no pudo resolver los principales problemas que se supone debe resolver el titular de esa Secretaría:

El conflicto armado en Chiapas, el problema del narcotráfico y el problema de la UNAM, entre otros. Estos tres problemas nacionales siguen vigentes el día de hoy y la presencia del licenciado Labastida fue poco más que nula.

En su paso por la Secretaría de Agricultura y Ganadería, el hoy candidato del PRI a la Presidencia de la República no pudo resolver los problemas de la pobreza en el campo, el problema del frijol, el problema de la tortilla y muchos otros que continúan agravándose hasta nuestros días, y si no habría que preguntarle a la gente del campo si percibieron aunque fuese levemente la presencia de Labastida en esa Secretaría.

Afortunadamente los mexicanos ya no quieren más de lo mismo y por primera vez en la historia del país arranca una campaña política a la Presidencia de la República prácticamente en empate técnico entre el candidato oficial, Labastida, y el carismático líder opositor Vicente Fox, y particularmente en el estado de Chihuahua las preferencias electorales de reciente encuesta indican con toda claridad que si hoy fueran las elecciones, en Chihuahua Vicente Fox gana la elección por más de 10 puntos porcentuales.

En Chihuahua, como estado de avanzada en temas de participación política, la mayoría ya no queremos más de lo mismo.