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Designó Acción Nacional Candidatos a Cuatro Alcaldías. Domingo Azul de las Declinaciones

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 1989-04-10

Servando Pineda Jaimes

Fue el domingo azul de las declinaciones, las divisiones, las restas y las sumas que no cuadraron.

Ni Turati tuvo la gente, que dijo tener; ni Pinoncelli convenció como matemático, pues al final, "las cuentas nunca le cuadraron" y sólo hubo un vencedor de la tarde y quien, como los grandes toreros salió en hombros del recinto: Oswaldo Vallejo, joven político panista de Aquiles Serdán que entra de lleno a la política chihuahuense, donde ya había tenido sus "jobs" de calentamiento con el alcalde de su municipio, Ramón Erives a quien en repetidas ocasiones lo ha acusado de desviar fondos para beneficio personal.

Increíblemente, de los cuatro municipios donde había elecciones panistas, la de Chihuahua era la que se esperaba más tranquila y les falló. La atención estaba concentrada en Ciudad Juárez.

No contaban con que los "bujos" entrarían en escena. Alterarían números, revolverían papeletas y a la vieja usanza, "nadie supo donde quedó la bolita". Político de viejo cuño y preocupado por el "espectáculo deplorable que estamos brindando", Guillermo Prieto Luján pidió se difiriera la convención. Demandó que se "pensara con la cabeza y no con el hígado". Nada valió. En forma inaudita, Javier Benavides, exigió apego a los reglamentos: "La convención ya votó y pide seguir adelante", gritó.

Todo mundo secundó su propuesta.

Todo iba bien para pintar como una dulce mañana de un día de verano.

Estaba todo. Delegados, pancartas, costosa propaganda con sofisticados logotipos y porras, muchas porras. Había que hacer ruido y hasta trompetas llevaron los seguidores de Turati, el gran favorito, quien minutos antes de la convención, estaba más que seguro de ganar por amplio margen.

El ex legislador federal, quien en las elecciones de 1988 fuera borrado del padrón, ayer fue borrado por Vallejo y discreta e inteligentemente por su otro oponente Octavio Corral.

Pinoncelli llevaba la batuta y se escuchaba bien a la orquesta. Vino la primera votación: Corral 162, Turati 322 y Vallejo 330.

Corral como lo indicaba el nuevo reglamento, declinó, pero lanzó su "cuatro espadas". Serio, pidió a sus seguidores votaran por Vallejo. Las protestas de los seguidores de Turati arreciaron. "No se vale", gritaron.

Vino la segunda ronda de votación.

Mientras, alguien -nunca quisieron decir quién- había ya detectado la presencia de "bujos" en la asamblea, quienes, juguetones habían cometido una catastrófica movida. Le "movieron" el lápiz a Pinoncelli, quien "la regó" en las cuentas y por más explicaciones que dio a nadie convenció.

"Señores -dijo muy solemne- por un error mio, la votación primera es incorrecta. Debe quedar así: Corral 157, Turati 314 y Vallejo 275".

El mundo se le vino encima. Protestas y más protestas. Gritos, insultos. Todo mundo pedía explicaciones. Adentro, en un camerino, Pinoncelli, Turati y Vallejo "concertaban".

Había que poner remedio al caos.

"Otra votación", fue la orden. Todo mundo reclamaba. Vallejo, recordando a Joaquín Pardavé y sus películas de Pedro Infante, decía a los periodistas que "hay cosas que no pueden saber". Negaba que haya tenido presiones y, pedía a sus seguidores votaran. Ellos le decían que no era democrático eso. Exigían respeto.

Desesperado, Turati pidió ayuda a Guillermo Prieto, a quien solicitó fuera su orador, pero no tuvo eco su petición. Prieto Luján diría después que no fue y ayudó a Turati para que no se pensara que trataba de influir.

Vallejo ganó y Turati quiso tener una salida airosa. Dijo que declinaba para preservar la unidad del partido, cuando todo mundo sabía que por reglamento debía hacerlo. Al declinar Turati, Pinoncelli fue el más feliz. Fue el primero en felicitarlo. Había evitado con ello, mayores problemas.

Atrás de Vallejo, primero discreta y luego abiertamente, Javier Benavides, Javier Félix y Vicky Chavira disfrutaban el triunfo.

Vino la elección de candidato por el XV Distrito y lo que fue un secreto a voces, se hizo público: Carolina Baeza de Rings declinaba. Con lágrimas en los ojos agradeció se fijaran en ella. Prometió precisar después sus razones, por lo pronto, "no puedo y no quiero defraudarlos", dijo a sus seguidores.

Avalancha de propuestas, Leandro Fernández, gritó uno. Roberto Díaz de León, gritó otro. Salvador Aristi propuso Turati. Pinoncelli, uno más.

Primero declinó Fernández. Luego Díaz de León. Luego a Aristi. Pinoncelli, no decía ni sí, ni no.

Prieto Luján pidió cordura. Regina Uranga pidió a Pinoncelli se definiera. Pinoncelli se definió. "Acepto", dijo.

Ya antes, de muy buen humor, Carolina Baeza había regalado unos guantes a Pinoncelli.

Guillermo Luján Peña no tuvo mayores problemas, Luis Herrera leyó el dictamen y en vista de que la convención se prolongó, pidió se pasara por alto la lectura del Plan de Gobierno.

Nuevamente Turati pidió la palabra y tras afirmar, "que me disculpe Luis Herrera pero.." propuso que se leyera pues era una falta de respeto a la convención. Nadie lo secundó y todos votaron porque se agilizara todo.

Sólo Herrera precisó: "no tengo nada que perdonarle a Turati... Cumplo órdenes".

Y así confiando en los redactores del plan, el propio Herrera, Norma Ramírez y César Jáuregui, la convención aprobó algo que nunca conoció.

No ganaron, nadie los vio, pero los "bujos" (esos simpáticos dibujos animados que acompañaron a Roger Rabbit) salieron contentos.

Habían puesto en serios apuros al contador público Roberto Pinoncelli Proal.