Difícilmente podría intentar hacer un análisis de lo que sucedió en la elección del pasado domingo 5 de Julio, cuando tengo que escribir esta colaboración el domingo en la tarde. Podría esperar a la media noche y quizás a las primeras horas del lunes y mandar mi colaboración, pero no pienso desgastarme en resultados preliminares que luego sucede que cambian a la hora de tener al 100% de los resultados, como sucedió en la elección para alcalde de Chihuahua hace dos años o en la de la Presidencia de la Republica hace tres años. Se las debo para cuando ya se tengan resultados oficiales.
Lo que si podemos analizar es el movimiento del voto nulo o blanco, el cual tratamos en la colaboración de hace una y dos semanas. Este movimiento continuo hasta el día de la elección, vimos en algunas ciudades a activistas de esta teoría, afuera de las casillas o aquella señora que enseño su voto para que vieran que había votado por "la esperanza perdida" y los funcionarios de la casilla no le quería devolver su credencial de elector porque, según ellos había violado el secreto del voto, cuando este derecho nos lo otorga la ley, pero no quiere decir que si yo quiero decirle a todos por quién vote, no lo pueda hacer. Por cierto el Presidente Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala, metieron a sus hijos a la mampara mientras votaban, ¿violaron el secreto del voto? Claro que no.
El fenómeno del voto nulo debe de ser analizado con toda responsabilidad por los partidos políticos, por los legisladores, tanto locales, como los nuevos federales, independientemente del porcentaje que haya alcanzado el día de la elección, ya que representa un hartazgo de la ciudadanía hacia la partidocracia que ha dejado de interesarse por los asuntos de la comunidad, solo tener el interés del poder por el poder y no para usarlo al servicio de los ciudadanos, como dijo Denise Dresser en su articulo, del cual reprodujimos algunos párrafos en colaboraciones anteriores.
Nos opusimos al voto nulo o blanco, ya que este no conduce a nada. El nulo simplemente expresa un rechazo a los partidos y sus candidatos, indica que ese ciudadano se tomo la molestia de ir a la casilla y conscientemente anular su voto. El voto en blanco significa lo mismo, solo que lleva el riesgo de que como lo dejaron en blanco en la urna, este pueda ser manipulado a favor de alguno de los candidatos, en el menor descuido de los demás funcionarios o representantes de casilla. Ir a votar y legalmente no hacerlo es un despropósito, lo correcto es ir a votar, ejercer ese derecho y esa obligación, para después tener el derecho de exigir que se cumpla con las promesas de campaña. En Chile esta obligación se castiga a quien no la cumple, lo cual aplica para el empleo, el crédito para la casa, etc.
Circuló por el Internet una "Carta a un idiota", de mi amigo y compañero el Lic. Luis Villegas, en la cual de entrada les explicaba que no se sintieran atacados u ofendidos todos aquellos que promovían el voto nulo, ya que la palabra "idiota" viene del griego "ideotes" , para referirse a quienes no se ocupaban de los asuntos públicos y solo de sus intereses privados, y decía que más allá de gestos dignos de decir "no, no, es que ninguno me convence", lo que tenemos que hacer "no es hacerse el bueno y salvarse, sino hay que hacer algo para que sirva". En esta misiva, el Lic. Villegas, les dice a los idiotas que no es cierto que la elección se puede anular con el 20% de los votos nulos, pero suponiendo que esa elección se llegara a anular, lo único que se lograría es que se tuviera que volver a convocar a una elección extraordinaria, la cual nos volvería a costar a todos los mexicanos, porque habría que volver a darles dinero, nuestro dinero, a los partidos políticos y al IFE para organizar otra elección.
Hasta donde se sabe al cierre de la votación, la afluencia de votantes fue mayor de la que se esperaba y transcurrió en paz. En hora buena y que haya ganado quienes los ciudadanos decidieron con su voto pleno.