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3 de julio

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 11 de Julio de 2000 Página 4 Sección F

Debo empezar por disculparme por no haber mandado mi escrito la semana pasada, pido una disculpa a mis escasos pero asiduos lectores que me siguen cada semana, pero la importancia y·la alegría del acontecimiento del 2 de julio me hizo perder la noción del tiempo.

iQue hermosa mañana fue el 3 de julio del 2000! anunció el principio de una era. Cientos de miles de mexicanos, millones, no alcanzaron a ver esta mañana; se fueron con la ilusión de estar ahí.

Hubieran dado todo por apreciar ese nuevo amanecer para nuestra patria y simplemente no lo lograron, porque este día, esa mañana empezó a nacer otro México, el México que soñaron nuestros abuelos, nuestros padres.

Toca a nosotros, gracias a Dios y al esfuerzo de todos elIos, de los que ya se fueron soñando en este día, ser los testigos de este cambio, un cambio sin un fusil en las manos, sin derramar una sola gota de sangre; lo logramos con la única arma que tenemos y además la mejor de todas: EI voto Iibre, consciente y secreto.

De la gran labor cívica de miles de mexicanos, que durante muchos años trabajaron sin descanso ni tregua, culminó el día 2 de julio, en media de una enorme fiesta, fue el bello amanecer del día 3 de julio. ¡Un día para no olvidar!

No hubo el sonar de pistola alguna, o de sirenas anunciando peligro, ni de ambulancias ululando por todas las calles de la ciudad sembrándo el panico, sino todo lo contrario, la sonrisa de satisfacción de la mayoría de los mexicanos dibujada en su rostro. Claro que hubo algunos que no compartieron este cambio, pero así es la democracia.

Tocó a Vicente Fox Quesada ser el mexicano que tomó con decisión la bandera del cambio y enarbolarla en lo más alto del país, tal vez tomando como punto de referencia el cerro del Cubilete. Pero esa bandera es la de millones de mexicanos que desde los albores del siglo pasado la quisieron levantar y la antipatía no los deja. Es cierto que nuestro país no cambiará de la noche a la mañana, ni Vicente Fox tiene una varita mágica para transformarlo todo en unos días, ni es el único obligado en hacerlo. Es tarea de todos, con Vicente Fox a la cabeza, los que a partir de este 3 de julio iremos transformando este México, por el México que soñaron nuestros antepasados, por el que murieron muchos en el campo de batalla, esperando justicia, tierra para trabajarla y trabajarla en paz para vivir.

Todos los que en una forma u otra participamos en la gran batalla del 2 de julio en las casillas debemos estar satisfechos de haber hecho lo nuestro, lo mejor, de haberle puesto todas las ganas necesarias para sacar adelante ese ideal de cambiar nuestro país por la vía pacífica, civilizada, ordenada, dejando a las generaciones futuras un gran ejemplo.

Así es como deben resolverse las situaciones políticas: A golpe de votos, no de armas. Es así como lo habíamos pregonado y lo logramos.

Fue hermoso haber escuchado del candidato ganafdor, del futuro presidente de México, palabras de conciliación, de reconocimiento a los rivales políticos por su trabajo en la lid en lugar de revanchismos e insultos a los derrotados.

Hubo palabras de respeto a la máxima autoridad del país, quien también hizo lo propio al reconocer la victoria de Vicente Fox inmediatamente, actitud con la que pasaría a la historia de México como uno de sus mejores hijos, aún cuando sus propios compañeros de partido lo vayan a crucificar. Muy bien por Ernesdto Zedillo Ponce de León.

Eso nos indica que ya estamos en el camino de un México mejor, el primer paso ya se logró, faltan muchos pasos más que tendremos que dar todos juntos. Muy cierto es que la lucha no ha terminado, sólo se ganó una batalla, aunque claro está, tal vez sea la más importante del tiempo que nos ha tocado vivir.

Por eso ¡vamos todos, cantémosle a nuestro México! "levántate patria mía, asómate a ver el sol", porque este 3 de julio del 2000 ha empezado una nueva vida.