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El juicio del siglo

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 8 de Febrero de 1999 Página 6 Sección A

EI lIamado "juicio del siglo" por casi todos los medios de difusión de los Estados Unidos, Inglaterra y algunos otros países, se supone que es el principio para acabar con la impunidad que ha protegido a los mexicanos poderosos durante décadas.

Algunos medios extranjeros reportaron como "final sorpresivo" porque el fallo, aunque trascendental y aceptado por la inmensa mayoría de los mexicanos, dejó la sospecha de que fue inspirado políticamente y finalmente dejó en algunos la sospecha de que no rompió con la tradición de que el sistema judicial puede torcerse para ajustarlo al propósito deI gobernante en turno.

EI presidente Ernesto Zedillo dio un paso enérgico para consolidar su poder y eliminar la influencia que pudiera tener el muy devaluado hermano incómodo del inquilino de Almoloya de Juárez, Carlos Salinas de Gortari, quien desde su destierro en Dublin pretendía manejar la sucesión gubernamental del 2000.

Para quienes piensan que al juez Ricardo Ojeda Bohórquez no Ie quedó mucho espacio de maniobra porque de antemano la opinión pública de la nación ya había sentenciado al reo, debemos recordar algunas de las bases que tuvo aquel para dictar su sentencia:

1.- La amistad de Raúl Salinas con el diputado Manuel Muñoz Rocha, de lo cual sobraron testimonios de que el diputado habia ido ascendiendo políticamente gracias a la amistad y apoyo de Raúl.

2.- La obvia relación entre el diputado Muñoz Rocha y Fernando Rodríguez, su secretario técnico en la Comisión de Agricultura y Recursos Hidráulicos, de la cual el diputado era presidente.

3.- La confesión de Fernando Rodríguez de haber recibido instrucciones de su jefe, el diputado Muñoz Rocha, y la confesión del autor material del crimen, Daniel Aguilar, señalando a Fernando Rodríguez como su contacto o el autor intelectual.

4.- La cita que tenían Salinas y Muñoz Rocha para ese mismo día a las 3:30 de la tarde. Adicionalmente, el automóvil Jetta blanco abandonado por el diputdo en una finca propiedad de Raúl el mismo día del crímen, última vez que se vio con vida al diputado desaparecido.

Muchos otros elementos sirvieron como base para que el juez dictara dicha sentencia. Sin embargo, lo que parece poco claro es el móvil del crimen, el cual la PGR no pudo acreditar fehacientemente. Habría que recordar que el asesinado estuvo casado con una del clan Salinas y que comentan públicamente los del estado de Guerrero que era público y notorio el infierno que vivieron durante su matrimonio, lo cual definitivamente debió de haber marcado odios y rencores tan profundos que pudieran haber sido la causa del asesinato.

También son públicos y notorios en Acapulco los problemas que tuvieron los Ruiz Massieu y los Salinas de Gortari por terrenos y fideicomisos en donde se ganaron sumas muy importantes de dinero y que al final de cuentas hicieron que las familias terminaran acusándose unos a otros de haberse lIevado la mayor parte.

Lo que para nadie puede quedar en duda es que se trata de uno de los casos de mayor corrupción en la historia reciente de este país, que a todas luces debería ser castigado para que nadie vuelva a servirse de los puestos públicos en la forma en que lo hizo el clan Salinas, al grado de llegar al extremo de privar de la vida a un ser humano.

Ojalá no sea únicamente para acabar con el poder político de una familia, ya que si así fuera, en lugar de haber sido un veredicto favorable para todo el país, se puede convertir en un grave retroceso para la justicia y la democracia· de México.