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Carta de un diputado: Una guerra sin cuartel

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 2 de Septiembre de 1995

La semana pasada tuve la oportunidad de participar en una cena muy privada en la ciudad de México con el embajador de Estados Unidos de Norteamérica, algunas personas estratégicas de dicha embajada, más la presencia del señor Robert Gerbard, quien es el Secretario de Estado norteamericano responsable de combatir al narcotráfico a nivel mundial.

Se trataba de convencernos de que hoy es el momento de combatir con más fuerza que nunca al narcotráfico, porque es una organización que ha tendido sus tentáculos a todos los niveles y sus influencias son increíblemente grandes, pero en los últimos meses tanto en Colombia como en México y Estados Unidos se ha logrado apresar o desmembrar a los principales cárteles de la droga, por lo que ahora es el momento de no dejarlos que vuelvan a organizarse.

El valor del negocio del narcotráfico a nivel mundial es de 600,000 millones de dólares, lo cual representa la economía de varios países pequeños juntos; para México se estima en 35,000 millones de dólares, lo cual representa el 70% del problema de la devaluación de diciembre.

Comentaban los norteamericanos en esa reunión que su país estaba en la mejor disposición de apoyar con equipo y que de inmediato podían entregar al gobierno de México 20 helicópteros, radares, vehículos ligeros de ejército, porque además de ser el momento oportuno, ellos sentían que las nuevas autoridades federales tienen una magnifica disposición y deseos de acabar con la corrupción, sobre todo el procurador Antonio Lozano.

Se les comentó que la producción y tráfico de drogas se seguiría dando mientras hubiera gente con dinero y deseos de consumirla, porque como que se quiere hacer aparecer que únicamente los colombianos y los mexicanos somos los culpables, y la realidad es que si no hubiera consumidores, no habría productores o traficantes. Sin embargo ellos contestaron que en el último año han encarcelado a 110,000 personas relacionadas con las drogas en su país y que el momento era de combatir el problema y no de ver quiénes son los culpables. Creo que este punto les molestó, ya que siempre se ha visto a los países productores o por los que transita la droga, como los culpables, los cuales sí son culpables, pero también lo es el país que consume.

Ciertamente que no es el momento de ver o buscar culpables, es el momento de continuar de frente la batalla contra el narcotráfico, y qué bueno que el país que más consume y con más poder económico quiere seguir colaborando con el nuestro. Esta ayuda es sólo en materiales y equipo, pero esto deberá ser manejado por mexicanos, los cuales ya fueron entrenados para manejar dichos equipos.

En este período de sesiones ordinarias del Congreso de la Unión, que ya empezó el primero de septiembre, deberán aprobarse nuevas leyes sobre el lavado de dinero, delito que en la actualidad es muy difícil de tipificar y su castigo es realmente pequeño para el daño que hace.

Debemos implementar nuevas leyes y reglamentos que cada vez hagan más y más difícil esa actividad que está acabando con países enteros y que México, aunque está muy relacionado con ello, todavía no es un país que se encuentre envuelto en los tentáculos del narcotráfico.

A aquellos que piensan que México y su soberanía deben resolver solos este problema, debo decirles que así como el Tratado de Libre Comercio -nos guste o no- está ya en operación, así día con día el mundo se está globalizando y los problemas de un país ya no son sólo de ese país, sino que normalmente atañen a otros, y como tal deben resolverse en conjunto por los países involucrados.

Chihuahua es uno de los estados donde se pondrá primero en operación esta lucha conjunta contra el narco y ojalá pronto podamos declarar al estado libre de ese mal, por el bien de los chihuahuenses y de México.

Una pregunta sobre este problema que puede quedarse para un futuro no muy lejano: ¿Qué sucedería si en los Estados Unidos se legalizara el consumo de la droga? Lo normal es que bajaran los precios al dejar de ser algo ilícito, y si así fuera, puede llegar el momento en que a los productores, a los que la transportan ya no les resulte atractivo hacerlo y pudiera desaparecer ese mal. ¿Se atreverían los americanos a promulgar esa ley?