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Carta de un diputado: ...y las comadres se pelearon

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 14 de Octubre de 1995

En días pasados apareció en un prestigiado periódico de la capital de la República, una carta que supuestamente le mandó el Presidente Zedillo, en ese entonces coordinador de la campaña presidencial, al candidato Colosio, tres días antes de que lo asesinaran.

Digo supuestamente, porque hay muchas personas que dudan de la autenticidad en cuanto a la fecha, ya que como dice el dicho, "a toro pasado" es muy fácil ver las cosas, y la verdad es que la carta está muy bien hecha para ese momento, pero si realmente hubiera sido redactada en esa fecha, a lo mejor no estaría tan perfecta.

A quien más se golpea en dicha carta es a Manuel Camacho, regente de la ciudad de México en el período de Carlos Salinas de Gortari, y quien en días anteriores había dicho que los candidatos fuertes para suceder a Salinas eran Aspe y él mismo. Ahora, después de la carta, cambia su versión y afirma que Colosio era el precandidato con más peso de todos y que él (Camacho) sólo tenía problemas con Salinas, cuando todo el país fue testigo de que Camacho nunca asistió al besamanos de Colosio y cuantas veces pudo le estuvo tirando desde su misión pacificadora en Chiapas.

En el segundo raund de esta pelea el Presidente Zedillo cita a ocho periodistas a "conversar", donde sobresale el nerviosismo durante la conversación, que hace contradecirse al Presidente cuando dice que Colosio le reprochaba el que fuera tan pesimista, y más adelante sostiene que él siempre ha tratado de ver las cosas de la manera más positiva. Aquí es donde la conversación se sale de control y lo que parecía una controversia sobre el asesinato de Colosio y los orígenes de la carta, se convierte en un pleito entre el Presidente y Camacho a quien considera su principal amenaza.

La publicación de la carta, que es real, lo que se duda es la fecha en que fue escrita, podría haber pasado en cuestión de días al olvido, como pasan otras tantas cosas aún más importantes que esta carta, pero fue este segundo raund el que dio pie para que siguiera el pleito entre las comadres.

En el tercer raund aparece el secretario encargado de la política interna, que debe procurar el mantenimiento de la paz del país, y en la XXXVII Reunión Nacional de Radio y Televisión, aprovecha su discurso de la libertad de expresión para destruir verbalmente a Camacho. Hay que recordar que el secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, es un elemento del parque jurásica de Hank González y como tal usó el más viejo estilo político de hablar una cosa para practicar exactamente lo contrario.

En rigor Camacho puede decir lo que quiera con la libertad de expresión que gozamos los mexicanos, pero Chuayffet ya se encargó de mandarle una condena inquisitorial.

En el cuarto raund aparece Santiago Oñate, presidente nacional del PRI, y afirma que no se va a ocupar de Camacho, porque desde marzo de 1994 no ha realizado ninguna labor en el partido. Así, en ese muy puro estilo priísta de decir una cosa y hacer otra, prácticamente están poniendo de patitas en la calle a Camacho.

Esta pelea es una edición más del canibalismo político del partido en el poder, que ya lleva como saldo dos asesinatos, dos exiliados sospechosos de haber fraguado dichos asesinatos, dos hermanos encarcelados, uno en México y otro en Estados Unidos. Este es el escenario de los últimos días, lo que ha demostrado que estos políticos no son capaces de mantener el control sobre la política y la economía del país. Así la Bolsa Mexicana de Valores se cayó, el dólar y las tasas de interés subieron y la inestabilidad de México esta a la par de los temblores de los últimos días.

Todo lo anterior a lo mejor sirve de regocijo y para que se froten las manos los dinosaurios que sí saben gobernar, que sí tienen sabiduría política (dicen ellos); pero lo que sí es definitivo es que no les interesan para nada los mexicanos.