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Carta de un diputado: Gobierno eficaz y más barato

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 5 de Febrero de 1996 Página 4 Sección A

El diagnóstico de la situación económica mexicana para este año no es favorable ni a nivel macro, ni mucho menos a nivel micro -el de las finanzas familiares-. Lo cierto es que el pronóstico no es fatal por necesidad, sino que se puede -y se debe- buscar alternativas para revertir las tendencias que han empobrecido tanto al grueso de la población. Lo que sí no se vale es que en el exterior se ande diciendo que ya estamos bien, como lo hizo el presidente Zedillo por Europa en estos días.

La economía mexicana se encuentra postrada por una serie de razones, unas de sobra conocidas y otros no tanto. La acumulación y el aumento geométrico en la cuenta corriente de la balanza de pagos mantenido durante los últimos años, y la imposibilidad de seguirlo financiando, es la principal causa de que la paridad peso-dólar se haya hecho pedazos, con todas las consecuencias que esto llevó: fuga de capitales, agotamiento de las reservas internacionales, cero inversión productiva por las altos tasas de interés y todo un círculo vicioso que se retroalimenta a sí mismo.

Ahora la economía se encuentra en una de sus peores recesiones de los últimas décadas, las empresas están sobre-endeudadas, la capacidad de pago es mínima, el desempleo es cada vez mayor, la capacidad ocioso de las empresas es también cada vez más grande, la banca comercial tiene una cartera vencida altísima, pese a las reestructuraciones efectuadas y las pérdidas que ha sufrido la banca han obligado al rescate gubernamental, con lo cual, en la práctica, la banca está embargada y el gobierno es el accionista mayoritario una vez más.

En este contexto, sigue existiendo una serie de amenazas que representan todo un espejismo: Lograr una reactivación en el corto plazo, pero que llevará una factura adherida que tendremos que pagar en el corto plazo. Otra amenaza es seguir dependiendo del capital extranjero volátil, que parece que ha empezado a llegar en estos días y a eso se debe la "baja" del dólar, pero esto ya lo vivimos con los Tesobonos y a la hora que a esos capitales golondrinos les convenga irse a otro "paraíso" tendremos de nueva cuenta que pagar a un precio muy alto. Otro riesgo es voler a la demagogia, algo que puede ya estar sucediendo y que el grueso de la población lo va a aceptar fácilmente, como anuncios con bombo y platillo de que se incrementará el gasto social para socorrer a los que menos tienen, lo cual sonará a música celestial pero que sabemos que en mucho ha servido para enriquecer a unos cuántos.

Las recetas que se han aplicado son de lo más ortodoxas, pero no responden a las expectativas del hombre de carne y hueso. Se habla de que si se incrementa la liquidez se dispara el consumo, lo cual afecta las metas de inflación pactadas con el exterior; además se puede producir una mayor demanda de dolores y agotar otra vez las reservas. Por lo tanto lo receta es restringir el circulante para que el ciudadano no compre y así mantener el sistema convenido. Si el mexicano no puede comer lo mismo que antes, si no puede pagar sus deudas, si tiene que sacar a sus hijos de la escuela, si pierde el empleo, si se agotan sus perspectivas, si sobreviene la frustración y la desesperanza, todo ello no cuenta. La gran perdedora es, pues, la economía real, la del ser humano, la que genera empleo, la que produce y brinda bienestar.

Esto no puede seguir así. EI hombre es el centro de la economía, no su peón. EI bien común implica condiciones suficientes para el desarrollo armónico de sus capacidades en un entorno propicio y con una esperanza del futuro mejor. Nada más antihumano que lo que estamos viviendo. Por lo anterior se requieren cambios estructurales y no sólo de maquillaje. Mencionaré sólo algunos:

Se requiere de un gobierno más eficaz y más barato. No es posible seguir manteniendo gigantescas burocracias que sólo producen más burocracia y corrupción. Tampoco es posible que el Gobierno aumente a discreción el precio de sus productos y servicios, sin eficientarlos en lo más mínimo, servicios caros y males es lo que tenemos.

Se requiere una genuina reforma fiscal, que posibilite a los empresarios modernizar sus plantas, crear empleos, crecer. Se requiere terminar con el terrorismo fiscal, propiciar la formalización de la economía subterránea. Se requiere incorporar la deducibilidad de pago en restaurantes y colegiaturas de escuelas. En una palabra, una reforma fiscal de fomento y no de represalia.

Podríamos seguir enumerando reformas, pero lo primordial: se requiere crear, esperanza. La gente tiene que visualizar que puede salir del túnel, con mucho trabajo, pero se puede salir. Los discursos de nada sirven -y menos fuera del país-; por el contrario, los discursos oficiales huelen a mentira, a demagogia, y han contribuido a crear este clima de incertidumbre.

Sin esperanza no hay nada, no hay futuro, no hay salida. Este año habremos de tener mucha imaginación teniendo presente que el objetivo de la economía es servir al hombre, es decir, darle seguridad, confianza en sí mismo y una ilusión por un mañana mejor.Esta es la principal tarea para este año.