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Llegó la hora de Cambiar: Felipe Calderón

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 1 de Septiembre de 2009 Página 12 Sección B

El martes 1º de septiembre el Presidente Felipe Calderón envió su tercer informe de gobierno al H. Congreso de la unión a través del secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont, dejando atrás aquel faraónico y maratónico (por lo fastuoso y las horas que duraba) evento anual donde se medía por "el aplausómetro" y "el besamanos" al que sometían a todos los asistentes del evento: "el día del Presidente", quedo para la historia.

Al día siguiente, Felipe Calderón convocó a diversos actores políticos y empresariales en Palacio Nacional, donde dirigió un mensaje con motivo de su tercer informe de labores, de 9 de la mañana a las 11, horario del centro, por lo que la inmensa mayoría del pueblo mexicano no lo vimos, ni los escuchamos, sin embargo hemos conocido parte de su contenido a través de los medios de comunicación.

Primero fueron las criticas habituales de algunos columnistas, a lo cual ya estamos acostumbrados los lectores, pero luego algunos fueron cambiando hasta llegar a reconocer que realmente se requiere tener "los pantalones bien puestos" para reconocer que poco se ha avanzado y que si queremos salir de la crisis, tenemos que cambiar: "lo que propongo es pasar de la lógica de los cambios posibles, limitado siempre por los cálculos políticos de los actores, a la lógica de los cambios de fondo, que nos permitan romper inercias y construir en verdad nuestro futuro", dijo el Presidente y remato: "Es la hora de dejar atrás la percepción tan arraigada de que en México las cosas no solo no suceden, sino que no pueden suceder".

Esto es lo que todo México estaba esperando desde hace 9 años en que votaron a favor del PAN, porque la gente esta cansada de casi 70 años de priiato en donde el sistema esta hecho para mantener el corporativismo en lugar del crecimiento económico; Que premia clientelas en lugar de formar ciudadanos; Un sistema creado para repartir y no para producir; Un sistema de cotos reservados, monopolios avalados, sindicatos apapachados y mercados distorsionados; Un sistema que se subsidia de manera creciente a los pobres, pero no se generan condiciones para salir de la pobreza. Un cambio de fondo que todos estamos esperando. El 51% de los mexicanos en pobreza extrema, pero hemos producido al hombre más rico del mundo, Carlos Slim.

Algunos han comentado que lo único que busca el Presidente es no perder la Presidencia en el 2012, lo que me parece un análisis bastante miope, ya que si se van a realizar cambios a fondo, la única forma de hacerlo es pisar muchos callos y el costo puede ser tan alto que "el Gober precioso, bombón del duopolio televisivo" reciba más apoyos, porque además lo señaló con claridad, dentro de los cambios estructurales que requiere el País, para poder seguir transitando a una democracia más perfecta, con medios más equilibrados y objetivos, ya que el 95% de la televisión es acaparada por solo dos familias.

Nunca los cambios de fondo han venido desde las mismas estructuras, así que si Felipe Calderón lo logra, pasara a la historia como el hombre que todos queríamos en la Presidencia. Los cambios verdaderos siempre han empezado desde afuera de las estructuras, ya que los que están adentro se encuentran cómodamente instalados y serán los primeros en oponerse al cambio.

En este sexenio llegaron ya 5 de los 7 jinetes de la Apocalipsis: La crisis económica provocada por los Estados Unidos y contagiada a todo el mundo; La inseguridad, heredada de gobiernos anteriores; La influenza humana detectada muy a tiempo y controlada; La caída del precio y producción del petróleo, controlada en parte con el seguro de precio; La sequía que asola a la mayor parte del País. México sigue adelante a pesar de todo ello, aunque algunos quieran culpar a Felipe Calderón de todos los males anteriores, como se culpo a Francisco Barrio de la sequía tan grande que padecimos en el Estado. Pero bueno, de que hay quién puede concluir lo anterior, los hay.

Llegó la hora de cambiar, pese a quien le pese.