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Carta de un diputado: Nadie sabe, nadie supo: Conasupo

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 30 de Septiembre de 1996 Página 6 Sección A

"La línea es que no hay línea", les dijo el presidente Ernesto Zedillo a los delegados a la 17 convención nacional del PRI. Nada más alejado de la realidad.

Las expectativas más optimistas, previas a la asamblea, demandaban la sana distancia del Ejecutivo Federal con su partido, la democratización interna, la aceptación del juego democrático en contiendas electorales, la expulsión de Carlos Salinas de Gortari, pero nada de esto ocurrió.

La línea que sí funcionó fue la que se había dado en días anteriores y se impuso la disciplina partidista, permitiendo que sólo las manifestaciones de descontento operaran como un mecanismo de catarsis. No sólo se vieron frustrados los anhelos de la mayoría, sino que inclusive los acuerdos que según la mayoría tuvieron, a la ahora de la redacción final de los documentos les fueron cambiados dichos acuerdos.

No cabe duda de que "la perra que es brava, hasta a los de la casa muerde"; así, el acuerdo de no vender la petroquímica secundaria se convirtió en simple recomendación, y el acuerdo de que los candidatos a la Presidencia de la República, gobernadores y senadores, deberán tener previamente algún puesto de elección popular, sin embargo, en la redacción final al senador se le dejó fuera.

De los cambios que sí ocurrieron podemos comentar tres: El abandono del liberalismo social, las reglas para elegir candidatos a gobernador y presidente de la República, y la resolución que indica a los gobernadores priístas que sólo empleen a militantes de ese partido.

Lo primero era algo anunciado. El liberalismo social se ha convertido en estigma para el priísmo, al identificarse como el modelo salinista, aunque no se atrevieron a hacerlo público en virtud de ser el mismo modelo del actual régimen, además de que se les olvidó que no es un término acuñado por Salinas, sino por Jesús Reyes Heroles, uno de los más grandes ideólogos del PRI.

El volver al nacionalismo revolucionario no indica nada, ya que lo mismo sirvió de soporte a las políticas de Luis Echeverría que a José López Portillo, del tipo populista y estatista, que a Miguel de la Madrid y al mismo Carlos Salinas, de tipo mercantilista.

Quieren regresar a sus orígenes, ¿a cuáles orígenes? El objetivo al parecer es que permita al PRI constituirse como el portavoz de las principales demandas populares, ante los modelos modernizadores impuestos por ellos mismos y que sólo han traído pobreza.

En cuanto a la nueva regla para elegir a gobernadores y presidente de la República, significa el retorno de los dinos y que aún mantienen el control en el PRI. De Echeverría para acá, ningún presidente había sido electo a otro cargo, sin embargo, todos sabemos que en la segunda mitad del sexenio es donde el presidente puede ejercer su poder a plenitud, por lo que no es descartable la convocatoria a una nueva asamblea que eche por tierra esta disposición, lo que no llamaría la atención, ya que en este partido lo que hoy es sí mañana es no.

La tercera resolución indica que los gobernadores sólo deben emplear militantes de ese partido. Esta resolución es la más preocupante porque es también una vuelta al origen: entre priístas se puede construir una red confiable donde se pueden hacer toda clase de despropósitos en lo político y negocios en lo económico, sin que pese ninguna sombra de sospecha y menos de investigación: es algo que ha garantizado la impunidad de la corrupción, y para los priístas el mensaje es muy claro: no se vale patear el pesebre.

Una prueba muy clara de esto fue la forma tan lamentable en que los priístas quisieron pasar a mejor vida a la Comisión Investigadora de Conasupo en la Cámara de Diputados. Dicha comisión encontró robos, desfalcos, contratos con empresas

creadas 40 días después de firmar el contrato, importaciones de productos peligrosos para la salud -como el frijol de China y la leche contaminada de Irlanda-, y una interminable lista de atracos a dicha empresa,sin embargo para los del PRI nadie sabe, nadie supo, no obstante que el presidente Zedillo había dicho: "Queremos un país de leyes, no aceptamos impunidad".

Lo más lamentable es que se quiera tapar el sol con un dedo en estos tiempos en que todo el mundo está cambiando, pero en ningún momento en la asamblea del PRI surgió siquiera la idea de modernizarse, de reformarse o de adaptarse a los tiempos actuales.

Todos los actores de la 17 convención nacional del PRI mostraron una maestría admirable en el arte de la simulación. El discurso de unos y otros tiene poco de objetable, sin embargo, para todos es muy claro que las intenciones son muy diferentes. Este es el estilo, de hacer política que ha prevalecido en el PRI desde hace décadas. México merece una mejor suerte, ojalá los mexicanos estemos decididos a hacerlo.