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Tres años de cambio

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 17 de Septiembre de 2003 Página 5 Sección F

El cambio por el que votamos millones de mexicanos el 2 de julio del 2000, no puede consolidarse en poco tiempo, porque el cambio lo determinamos con votos y no con las armas, así que este es un gobierno de transición, que va de un sistema donde un partido ejerció monopólicamente el poder durante 70 años, hacia un sistema democrático, que en paz social busca romper con un corporativismo y un clientelismo que mantuvo en el atraso a la mayoría de los mexicanos.

Aunque un panista ganó la Presidencia de la República, todavía representantes del sistema anterior tienen en su poder la mayoría de los gobiernos de los estados, cuentan con el grupo mayor en las Cámaras de Diputados y de Senadores, además tienen arriba del 50% de las presidencias municipales del país y mucha de la estructura partidista a través de las delegaciones federales en los estados que no han sido cambiadas por el actual régimen, sin que esto quiera decir, como lo han querido hacer creer, que los panistas andamos buscando chamba, sino porque se tiene que tener el mismo proyecto político para que el esfuerzo vaya en el mismo sentido y realmente rinda los frutos esperados.

Hay quienes le atribuyen al Presidente Fox la inseguridad en algunos estados de la república, siendo que es competencia de los gobiernos locales. Una transición cuando es democrática, se mueve dentro del orden jurídico. El combate a la corrupción con respeto a la ley es lento.

La transición en el campo económico necesita de un nuevo entorno jurídico, una reforma fiscal que capte más con menos impuestos, pero donde todos los mexicanos aportemos más al bienestar de este país y no sólo unos cuantos. Una nueva ley al que regule la generación y comercialización de la energía eléctrica, que permita una mayor oferta energética sin distraer más fondos fiscales, mejor calidad en la energía y que permita disminuir el precio de la luz. Entrar de lleno a la producción de la energía solar y eólica.

Sin embargo, si analizamos algunas cifras económicas de los primeros tres años del Presidente Fox, contra sus antecesores, veremos que el país va bien, a pesar de la crisis económica mundial que se padece por todo el mundo:

En la inflación tenemos que sólo ha aumentado un 14% en estos tres años, mientras que con Ernesto Zedillo fue del 95%, Carlos Salinas 60% y Miguel de la Madrid del 160%.

Las tasas de interés que en promedio rindieron los Cetes a 28 días, durante el actual presidente ha sido del 8%, con Zedillo fue del 40%, Salinas 39% y De la Madrid 55%.

La devaluación del peso frente al dólar ha sido la más baja de todos los sexenios anteriores, así llevamos sólo un 5% en estos tres años, mientras que con Zedillo fue de más del 60%, con Salinas del 30% y con De la Madrid del 140%.

Este gobierno de transición es el primero de los últimos sexenios, cuyo inicio no va acompañado de una crisis económica, a pesar de que ha convivido con el peor entorno internacional de los últimos 25 años. No ha habido más endeudamiento externo, ni interno y las reservas han aumentado a niveles nunca vistos.

Los recursos económicos de la Federación se han ido transfiriendo a estados y municipios, cumpliendo con una de las promesas que se hicieron durante la campaña, pasando de un 23% que se transfería en el sexenio de Zedillo, a un 38% en este último año del presidente Fox.

Es frecuente que al nuevo régimen se le responsabilice de vicios, desequilibrios y miserias heredadas por os acusadores, quienes le apuestan a la mala memoria de los ciudadanos. Mediante la estrategia de obstaculizar cambios y mantener privilegios a grupos, sindicatos y demás actores políticos de su partido, que se acostumbraron a vivir del Estado, los nostálgicos del poder que lo ejercieron en el pasado le apuestan al fracaso del Presidente Fox, sin importarles que implique una crisis que empeore al pueblo, con tal que les permita regresar al poder.

Ahora ha llegado una nueva Legislatura a la Cámara de Diputados, que sin mayoría para ningún partido político parece estar lanzando señales de que sí quieren entrarle a las reformas que permitan al país salir adelante y entrar de lleno al siglo XXI.

El cambio ha llegado para quedarse, porque los mexicanos queremos continuar en esa ruta y no queremos una regresión al pasado.