La ley o la barbarie

No obstante que el Presidente George W. Bush asegura que su gobierno está dispuesto a trabajar con cualquier Presidente que elija el pueblo mexicano el año que entra, es clara la preocupación que existe en la Casa Blanca y en el Capitolio, manifestada en las declaraciones de la nueva Secretaria de Estado, Condoleeza Rice, quien ha lanzado una denuncia a través del Washington Post acerca de las posibilidades de que el populismo siga creciendo en América Latina, al caer en tierra fértil en países donde es un consuelo para la inmensa cantidad de pobres que día a día crecen en esos países.

La Secretaria de Estado norteamericano está muy consciente de que los gobiernos neoliberales de la mayoría de los países latinoamericanos no han podido terminar con o tan siquiera disminuir la pobreza de sus pueblos, por lo que declara que "hay un nuevo énfasis en lograr que los gobiernos democráticos de América Latina respondan mejor a las necesidades de su pueblo", en clara alusión a las próximas elecciones de México, Venezuela, Brasil y Uruguay, entre otros, para el año entrante.

Estados Unidos lleva ya casi medio siglo bloqueando la isla de Cuba, que era un paraíso para los norteamericanos antes de la llegada de Fidel Castro, lugar de veraneo preferido por ellos y sus inversionistas, y aunque los pobres cubanos viven en una pobreza extrema y con atrasos de hace medio siglo, Fidel Castro acaba de declarar que sigue admirando mucho el socialismo y el comunismo, por lo que seguirán por esa ruta hasta la muerte del dictador.

Lo mismo ha sucedido con Venezuela desde la llegada de Hugo Chávez hace más de seis años, quien ha convertido ese país, de los de mayor pujanza de América del Sur, en uno que sólo tiene manifestaciones y la pobreza crece más cada día, sin que su presidente se preocupe por resolver sus problemas, sino sólo de no perder, las elecciones para poder legitimarse en el poder.

Contra lo que han manifestado algunos connotados panistas, en el sentido de que al mayor exponente del populismo en México, Andrés Manuel López Obrador, se le debe perdonar el desafuero para no eliminarlo de la competencia presidencial en la que ahora sí reconoce estar interesado (cuando la despreciaba públicamente), para ganarle en las urnas con votos, a mí me parece que estaríamos cayendo en una barbarie de permitir al "Peje"que pueda competir sólo para no hacerlo mártir, cuando ha habido voces bien calificadas como la del Tercer Congreso Nacional del Amparo, recientemente celebrado, donde los juristas de todo el país analizaron el procedimiento a fin de despojar de la inmunidad al Jefe de Gobierno del DF y llegaron a la conclusión de que a la luz de la doctrina constitucional, del análisis doctrinario y con los elementos de prueba necesarios para motivar el dictamen de la Cámara de Diputados, concluyen que el desafuero de López Obrador tiene un gran sustento jurídico.

¿Violarán los diputados las leyes que ellos mismos han elaborado y aprobado, sólo por motivos políticos? ¿Tendrán más peso las manifestaciones callejeras, el chantaje que pretende López Obrador al hacerse el mártir y decir que desde la cárcel hará su campaña a la Presidencia? ¿Ganarán quienes mienten diciendo que es una infamia el desafuero? ¿Se les habrá olvidado que fueron precisamente los tribunales federales los que determinaron la responsabilidad del Jefe de Gobierno del DF?

La decisión de las autoridades judiciales federales tiene el valor de cosa juzgada y fueron ellas precisamente los que ordenaron al Procurador General de la República que llevara a cabo la consignación y solicitud de desafuero, de otra manera el Jefe del Ejecutivo Federal se hubiera hecho acreedor a la misma sanción de desafuero de acuerdo al artículo 206 de la Ley de Amparo, por desacato a una orden judicial, para constituirse en abuso de autoridad, por cuanto a la desobediencia cometida.

México es un país de leyes, de orden y de paz, no podemos permitir que se caiga en una barbarie con tal de no enfrentar un supuesto populista que se ha dedicado a regalar dinero (600 pesos mensuales) que no es de él, a los adultos mayores (más de 300,000), sin importar si lo necesitan o no. Esa es una época ya superada.