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La corrupción somos todos

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 24 de Noviembre de 2009 Página 21 Sección B

Transparencia Internacional, organización que mide los niveles de corrupción de 180 Países donde México cayó 17 lugares del año pasado a este, ocupando el lugar 89. El índice de percepción de la corrupción en nuestro País es de 3.3, calificación que lo sitúa por debajo de Guatemala, el Salvador (3.4), Perú (3.7) y muy lejos de Chile y Uruguay (6.7), por compararnos solo con Países latinoamericanos.

La noticia paso un poco desapercibida, tanto por los medios de comunicación, como por los mismos ciudadanos, a pesar de que en estos días la noticia ha sido los cambios en consejeros del Instituto Chihuahuense para la transparencia, que son organismos creados por ley en cada estado, después de la creación del federal, para evitar la corrupción, ya que cualquier ciudadano puede pedir información de la forma en que gastan nuestros impuestos, y en teoría debería de frenar la corrupción, como ha sucedido en otros Países en donde antes de estas leyes, de cada peso que se gastaba en educación, salud o cualquier otro servicio que debe de prestar las autoridades, solo llegaban 20 centavos, es decir que en "el camino" se iba perdiendo. Cuando se implementaron estas leyes de transparencia, le eficiencia mejoró sensiblemente hasta llegar a niveles de 80 y 90% en el uso de los recursos públicos. En México parece que no ha servido de nada.

Quizás llegamos tarde a todas estas ideas innovadoras, y para cuando llegamos, ya nuestras autoridades tienen todas las estrategias para seguir haciendo de las suyas. Por cierto el estado de Chihuahua fue el último en pasar una ley de transparencia, ya que el Gobernador Patricio Martínez se opuso tenazmente a ella y hasta que llegó Reyes Baeza se aprobó (a la mayoría priistas en el Congreso anterior no la dejaban), la cual se presumió por todo el país como la más novedosa, pero hasta hoy los resultados dejan mucho que desear, al igual que los juicios orales en la reforma penal que también se presumió por todos lados y ahora se esta pretendiendo la reforma de la reforma.

El domingo 27 de junio del 2004 se llevo a cabo en diversas ciudades del País, pero sobre todo en la ciudad de México una mega marcha contra la inseguridad. Este evento fue ampliamente apoyado por todos los medios de difusión y resultó un éxito, sin embargo en encuestas posteriores, el 90% dijo que era una manifestación contra el gobierno y solo un 21% pensó que todos los ciudadanos somos responsables y de estos, un 27.5% dijo que una manera de resolver la violencia era disminuir la corrupción.

Han pasado 5 años de aquella mega manifestación y la corrupción no ha disminuido y tampoco la violencia. ¿Qué ha pasado desde entonces? Que los ciudadanos en su inmensa mayoría no hemos hecho nada, como si el problema fuera muy ajeno a nosotros, cuando a todos nos afecta, tanto la inseguridad como la corrupción.

En la ciudadanía hay de todo, desde el importamadrísmo, con su apatía imperdonable que dirá que ya lo sabía y que no hay nada que hacer, hasta los muy "vivillos", de esos que se las saben de todas, todas, de esos que "sus principios" no les permiten participar en esas cosas y gritarán a los cuatro vientos que del Presidente municipal para arriba, todos son una bola de rateros, aunque en su yo interior, piensa que él lo haría mejor y ansía estar ahí para hacer lo mismo, pensando que nadie se dará cuenta.

En medio de estos extremos se encuentra la mayoría que discute en cafés y con los amigos, sobre la inseguridad y la corrupción. Algunos harán algo y otros solo llegarán a "sentir pena ajena", porque "yo no soy como ellos", sin percatarse que la corrupción somos todos. No habría corrupción si no hay ciudadanos que la acepten o la ofrezcan. Todos debemos asumir el rol de verdaderos ciudadanos para exigirles a las autoridades que no se roben nuestros recursos, porque al final, esta reforma fiscal que hoy se critica tanto en los medios, es para quitarnos nuestro dinero, para que lo maneje el gobierno (federal, estatal y municipal).

Que quede claro: la corrupción somos todos.