¿Y ahora, quién podrá defendernos?

La inseguridad en México ha empeorado en los últimos días, parece que los narcos están decididos a retar a las autoridades y parece que éstas se vuelven cada vez más ineficientes.

En días pasados los narcos retaron a las autoridades del poderoso estado industrial de Nuevo León, cerrando las principales avenidas de Monterrey, para evitar que los pudieran perseguir, acción que duró varios días, sin que las autoridades, locales y federales pudieran hacer nada. No hubo detenidos, pero si lamentamos la muerte de dos inocentes estudiantes de excelencia del Tecnológico de Monterrey, una de las más prestigiadas instituciones educativas del País, con reconocimiento mundial. Lo grave de este asunto es que quisieron presentar a los muertos, como sicarios desconocidos, al parecer les fueron quitadas sus identificaciones, no se sabe si por autoridades estatales, municipales o federales.

Luego el Gobernador Rodrigo Medina declaró inmediatamente que el caso había sido atraído por la federación y así pasaron los días sin que autoridad alguna investigara el caso, ya que el gobierno federal es el que por voluntad propia atrae el caso, pero el nuevo y jovencito Gobernador de Nuevo León, otra creación más del canal de las estrellas, jóvenes y bonitos, aunque no sirvan para nada, ya había aventado la pelota a la esfera federal, sin que ésta hubiera tomado el caso.

Muchas interrogantes han dado este lamentable evento. Algunos se preguntan ¿que hacían unos estudiantes de excelencia a las 2 de la mañana? Resulta que la biblioteca del ITESM está abierta las 24 horas del día y el asesinato fue precisamente enfrente de la biblioteca, venían de estudiar sus clases de maestría. La mamá de uno de ellos declaro que no le dejaron ver más que el rostro hinchado de su hijo, porque supuestamente los mato una granada, no se sabe si tirada por militares o por los narcos, pero que denotaba que había sido golpeado previamente, ¿lo torturaron antes de matarlo? Se supone que los militares iban persiguiendo a unos narcos que iban en una Hummer, cuando empezaron a dispararles.

En esos mismos días, la Marina Armada de México (parece que ahora es la fuerza federal que está actuando en lugar del ejercito, por algo será) detuvo a dos delincuentes en el municipio de Santa Catarina, en el mismo estado de Nuevo León y se los entregó a la policía municipal. Uno día después, uno de ellos aparece muerto y el otro esta desaparecido desde entonces, según los registros municipales, nunca ingresaron a la cárcel. No cabe duda que los recientes cambios en las autoridades municipales y estatales en Nuevo León han dejado mucho que desear.

En Chihuahua hace doce años teníamos empleo pleno. Hoy somos primer lugar en desempleo, una de las razones que hoy nos tienen en primer lugar en inseguridad. Ahora se le quiere echar la culpa de todo al gobierno federal. Como olvidar que desde el primer día del mandato del Gobernador Reyes Baeza creo la policía CIPOL y le puso como sede Ciudad Juárez. Como olvidar que se llevó casi toda la policía municipal con todo y su jefe, “El Choche” Grajeda, hoy perseguido por las autoridades federales por supuestos vínculos con el narcotráfico. Como olvidar cientos de patrullas nuevas viajando por la carretera rumbo a Juárez para la nueva policía, que finalmente no pudo con el paquete y el Gobernador tuvo que pedirle al gobierno federal que mandara al ejercito. Hoy se quiere lavar la culpa manteniéndose la mayor parte del tiempo en aquella fronteriza ciudad (o lo que quiere es no perder la próxima elección), donde el gobierno municipal, priista también, no ha dado el kilo, bueno, ni un gramo.

En estos mismos días, sicarios se apoderaron de las poblaciones serranas de San Juanito y Creel, matando y desapareciendo gentes a su gusto y antojo, manteniendo a la poblaciones en el peor de las angustias y condenándolas a morir, ya que se mantienen del turismo, que después de esto, no los visitaran en semana santa, así como fueron suspendidas las misiones que año tras año, llevaban los jóvenes de escuelas privadas, por más de 20 años.

¿Y ahora, quién podrá defendernos?