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Vender la metralleta con que te van a matar

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 25 de Mayo de 2010 Página 13 Sección B

Bien dice el dicho que “solo el comerciante es capaz de vender la soga con la que lo van a ahorcar”. Este dicho es aplicable a los Estados Unidos que está siendo capaz de vender las metralletas con las que los van a matar.
La semana pasada el Presidente de México, Felipe Calderón, estuvo de visita oficial por la capital del País norteamericano, donde demostró su estatura de estadista al grado tal, que algunos de los periódicos de mayor prestigio y renombre, le reconocieron los esfuerzos tan grandes y bien dirigidos que esta haciendo para resolver el problema de la inseguridad y el problema económico en nuestro País. Por cierto, ambos generados de alguna manera por aquel País, sobre todo el segundo, que a través de su economía ficción, con aquello de que permitieron que las compañías de bolsa no consideraran las depreciaciones, ni los intereses en sus partidas de gastos y que además se repartieran utilidades “futuras”, para que los inversionistas siguieran depositando sus ahorros con ellos, como fue el caso de ENRON y después de LEMAN BROTHERS, que a la postre los llevaron (y a todo el mundo) a esta gran crisis económica, de la cual todavía no logramos salir.
Mucho se ha dicho sobre la intervención del Presidente Calderón en el H. Congreso de los Estados Unidos, los críticos lo atacan, pero la realidad es que fue aplaudido en muchas ocasiones, inclusive en algunas con los Diputados y Senadores puestos de pie, como no se veía desde hace tiempo en ese Congreso.
Dos fueron las peticiones principales que hizo el Presidente Calderón al Congreso Norteamericano: poner control a la venta de armas en ese País, donde cualquiera puede ir a comprar armamento tan sofisticado, como poderoso y en las cantidades que quiera. Armamento que esta llegando a México para uso de los narcotraficantes y pandillas ejecutoras de los mismos carteles, que hoy parecen operar sin control alguno, ya que lo mismo ejecutan al que va en una camioneta de lujo, que al humilde dueño del puesto de tacos de la calle, que al mesero de la cantina de barrio, con lo cual nos parece que ya no hay tan siquiera una orden de los carteles, sino que cada quien actúa por decisión propia y ante la impunidad que tenemos en el Estado, cada vez crece más y más. Por cierto, la desafortunada declaración del Gobernador Reyes Baeza en esa misma semana a los empresarios, diciéndoles que ya se dejaran de lamentaciones y se pusieran a trabajar.  Y lo más lamentable, que ningún líder empresarial le contestara que el primero que debe de trabajar es él, dándoles seguridad a sus habitantes, que es su responsabilidad y después podrá decir lo que quiera a los empresarios.
La respuesta a esta petición del Presidente Calderón no se hizo esperar ni las 24 horas: la venta de armas no se iba a limitar, ya que los Estados Unidos como buen País capitalista, no puede limitar esa libertad a sus habitantes, de vender y de comprar, sin pensar que al poco tiempo esta violencia puede brincar la frontera.
La segunda petición al Congreso fue en el sentido de aceptar a los inmigrantes que ya viven en ese País desde hace años y que no han podido regularizar su situación. También pidió el apoyo para que no se permita la famosa ley que acaba de emitir el Congreso del estado de Arizona, impulsado por su gobernadora. La respuesta tampoco se hizo esperar ni las 24 horas, a través de un asesor para asuntos de América dijo que no estaba en los planes de la casa blanca impulsar una amnistía con los ilegales en ese País. En este tema, pereció como un distractor del Presidente Barack Obama, sobre todo con la niña que pregunta a la señora Obama y Calderón, en perfecto inglés, si ya los van a echar del País. Esta famosa ley no es la primera, ni la única que hay en algunos estados de la unión Americana, en el condado de Costa Mesa, que es parte de la ciudad de Los Angeles, ya tienen leyes más agresivas que la de Arizona.
Estados Unidos, País capaz de vender la metralleta con la que lo van a matar.