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¿Moriremos como el sapo?

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 17 de Mayo de 2011 Página 13 Sección B

Los sapos son batracios de sangre fría, a los cuales se les puede poner en una olla con agua fría y luego ir subiendo lentamente la temperatura del agua hasta llegar a la ebullición, y los sapos sin darse cuenta mueren lentamente hasta quedar perfectamente bien cocinados y listos para ser presentados en un exquisito platillo de gourmet, de ancas de rana.

Dice Ernesto Samper, expresidentes de Colombia, a quien le tocó ser parte importante para detener el crecimiento del narcotráfico en aquel país en los años 90’s, “algo parecido (a los sapos) les sucede a las sociedades víctimas del fenómeno del narcotráfico; la dialéctica de plomo o plata, que a través de la corrupción o de la intimidación utilizan los cárteles de la droga para comprar o conseguir protección jurídica o política ante sus crímenes, termina produciendo un efecto anestesiante en la opinión nacional que no se da cuenta de que, de esta forma, las organizaciones criminales van destruyendo progresivamente las instituciones que deberían de derrotarlos”.

El exgobernador de Nuevo León, Sócrates Rizzo, declaró hace algunos meses que “lo que se debe hacer es como se hacía antes, llegar a acuerdos con los cárteles, para que puedan operar libremente, a cambio de una buena plata y que ellos no se metan con el resto de la sociedad”. Claro que después obligaron a Sócrates a decir que no había dicho lo que sí había dicho. Este “equilibrio” se rompe cuando el gobierno de Felipe Calderón en su primer año de gobierno logra capturar al cabecilla del cártel de Sinaloa, Arturo Beltrán Leyva, lo que provoca que este cártel se desmorone y se divida en muchos pequeños cárteles, y algunos de estos se alían con el grupo de “Los Zetas”, convirtiéndose en el brazo ejecutor de ellos, llegando a Ciudad Juárez, plaza que era dominada por El Chapo Guzmán y es cuando empieza la guerra sangrienta que no pueden detener las autoridades locales y piden ayuda a la federación, quien atento al llamado manda al ejército para apoyar al gobernador, quién se pone después, sin decirlo nunca públicamente, en huelga de brazos caídos, dejando casi sola a la federación para que le resolviera el problema.

Ahora vemos como algunos jornaleros de la palabra se dedican a atacar al presidente Calderón, como si el mal fuera el mismo presidente, sin darse cuenta que ante el crimen organizado no podemos presentarnos como azules, tricolores, católicos, mormones. Todos debemos de actuar como uno solo para poder detener este mal que sigue avanzando y hoy ya no solo tenemos en Ciudad Juárez, sino en todo el estado y en algunos otros estados donde la violencia está peor que en el nuestro como son Tamaulipas, en donde encontraron una narco fosa con más de 250 cadáveres y nosotros nos escandalizábamos cuando en Juárez se descubrieron narco fosas de 13 ó 15 cuerpos; La violencia desatada en Nuevo León, Durango, Michoacán, entre otros.

Algunos personajes hablan de llegar  a acuerdos con el narco para regresar a la paz que antes teníamos, para lograr “el balance” entre la criminalidad y la institucionalidad, entre ellos Jorge Castañeda y el “Gober Precioso”, perdón ese era el de Puebla, el del Estado de México, Enrique Peña Nieto, quién tuvo que desmentir en esta misma semana en Washington, en donde “fue destapado” por el congresista Henry Cuéllar como el próximo presidente de México. De llegar a darse este acuerdo, sería el comienzo del fin del Estado Mexicano y la historia que a veces parece no enseñarnos nada, se repetiría lo que sucedió en Europa con Hitler, donde algunos estados vecinos de Alemania, no solo no querían enfrentar a Hitler para no provocar más su ánimo, que era bastante violento, sino que la teoría de Chamberlain decía que había que “permitirle” a Hitler que invadiera otros estados (siempre y cuando no fuera el mío) para que ya se apaciguara, pero resultó todo lo contrario, las ansias de poder crecieron cada vez más, hasta desatar una guerra mundial, donde intervinieron casi todo los países para poder detener a Hitler.

¿Moriremos como el sapo?