¿El PAN es igual al PRI?

En la sesión de consejo nacional celebrada en la ciudad de México en este fin de semana, la comisión de mejora y evaluación, encargada por el consejo mismo, de analizar y ver las causas de la derrota y porque el PAN pasó de ser gobierno federal, a la tercera fuerza electoral en las pasadas elecciones, que no es. El PAN reconoce que en los 12 años de encabezar la administración federal, sufrió una derrota cultural por no ejercer un gobierno distinto al PRI y la gente se desencantó, votando de nueva cuenta por sus verdugos, a pesar de todo, porque al fin y al cabo ya los conoce y ya sabe cómo se pueden manejar con ellos. El documento entregado a los poco más de 300 consejeros nacionales (compare usted con los 1,300 consejeros estatales que acaba de nombrar el Gobernador César Duarte en este mismo fin de semana, que serán los que designen a sus candidatos a Diputados y Presidentes municipales, es decir: Duarte), hace un balance de la situación internas y reconoce que los panistas se contaminaron de vicios como el clientelismo, autoritarismo y corrupción, que tanto se critico del PRI en el pasado. “En algunas ocasiones nos contaminamos del clientelismo, autoritarismo y corrupción, de la cultura que se pretendía cambiar. Caímos en la tentación de hacer un partido de masas”, dice el diagnostico de la comisión de mejora y evaluación. “En los 12 años que el PAN encabezo la Presidencia de la República, no logramos desmantelar el viejo régimen autoritario; no tuvimos la capacidad de generar la cultura democrática hegemónica; en algunos casos incorporamos las prácticas clientelares y corruptas que criticamos, en nuestro gobierno y en nuestro partido”. Por lo anterior, la transición en México está inconclusa, por lo que se deberá de buscar la alternancia en Estados y Municipios, sobre todo en aquellas entidades que no han experimentado a los gobiernos panistas, pero sobre todo se deberá de buscar la mayoría en los Congresos locales para lograr balancear y ser un verdadero contra peso a los dictadorzuelos locales, concluye el documento. De los poco más de 16 millones de votos que obtuvo el PAN en el año 2000, pasó a menos de 13 millones en el 2012, a pesar del crecimiento poblacional. El desencanto por los gobiernos panistas se nota en muchos Estados y municipios donde se ha gobernado una sola vez y de nuevo regresa el PRI, más autoritario que nunca, así lo vemos en los Estados de Chihuahua, Nuevo León, Yucatán, San Luís Potosí, Nayarit y Tlaxcala. Sin embargo hay Estados que si han logrado refrendar el triunfo del PAN en algunas elecciones subsecuentes, como son Guanajuato y Baja California, que ya tiene más de 20 años gobernando estas entidades y la gente se encuentra muy contenta con estos gobiernos, que sí han gobernado apagados al los principios de Acción nacional. Por estas razones se llevo a cabo el refrendo de la militancia panista, lo que se buscaba era que solo aquellos que realmente creyeran en el PAN y sus principios, se re afiliaran, ya que el clientelismo había llevado a miles de personas a afiliarse, solo para contar con más votos a la hora de las elecciones internas, pero la gran mayoría eran gente que no solo no comulgaban con el PAN, si no que hasta lo desconocían. Hoy quedamos en el PAN solo aquellos que verdaderamente creemos y estamos dispuestos a cambiar la situación que impera en este partido. Los medios de comunicación lo han manejado como si hubiera habido una desbandada en el PAN, nada más alejado. Precisamente es lo que se buscaba, acabar con cotos de poder que solo servían para desunir. El PAN lo que necesita es la unidad de sus militantes, ya que con solo un puñado de hombres y mujeres decididas se logró el triunfo en el ’83 de las principales Presidencias municipales del Estado de Chihuahua, donde vivían el 80% de la población y fue lo que nos llevó a conquistar la gubernatura en el ’86, aunque se la robaron y de nueva cuenta en el ’92 que ya fue reconocida, además la primera y única mayoría en el Congreso del Estado. El PAN no es igual al PRI, pero necesitamos recuperar la identidad perdida, en la que creyeron miles y millones de ciudadanos.