¡Qué espectáculo!

La semana pasada se dio por primera vez la comparecencia de algunos secretarios de la actual Administración estatal ante el pleno del Congreso. Un ejercicio interesante para ver la preparación y las tablas de unos y de otros. Lo primero que podemos decir, de acuerdo a las crónicas de los eventos, así como a columnas de comentaristas, es que a los diputados les faltó preparación, ya que en algunos casos ni tan siquiera habían leído el Cuarto Informe de Gobierno y les faltaron tablas para prepararse mejor, para cuestionar a los secretarios que comparecieron. Si los diputados no lucieron, ¡los secretarios menos! Según los comentarios de periodistas, ya que fue abierto a los medios y público en general, claro que el espacio del Congreso del Estado es bastante reducido, todos los secretarios se vieron muy mal ya que algunos hasta desconocían de los programas que se supone que están desarrollando en su dependencia y otros lo que hicieron fue contestar con evasivas. El único que se vio bien, por conocer del tema de su dependencia, fue Eduardo Esperón, titular de Obras Públicas, tanto que algunos diputados no entendieron bien de lo que les hablaba y cuando le preguntaron sobre el teleférico que se va a construir en la tierra consentida de este sexenio, Parral, la Capital del Mundo, donde sí se han visto algunas obras como hoteles, mercados derrumbados que se van convertir en plazas, etc., simplemente les contestó que esa obra era de la Secretaría de Economía, que les preguntaran a ellos. El que sí se vio fatal fue el secretario de Hacienda con su insistencia de que el Gobierno del Estado sólo debe 19,681 millones y hasta una manta llevó para desplegárselas en las narices a los diputados, cuando es de todos conocidos que la deuda estatal sobre pasa los 42,000 millones, cifra que es la que aparece en el portal de la Secretaría de Hacienda federal, sin contar lo que deben en cuenta corriente a todos sus proveedores, tanto de obra pública como de productos y servicios, que dicen es más de 10,000 millones adicionales. Lástima que ya no tuvo revire el diputado Rogelio Loya, ya que tan sencillo que hubiera sido decirle: "Señor secretario de Hacienda estatal, ya que para usted los otros 23,000 millones de bonos carreteros no son deuda, ¿qué le parece si usted autoriza el adelanto de mi sueldo y compensaciones como diputado, para los próximos 20 años?, bueno, si quiere adelánteme tan sólo el 50% de mi sueldo de los siguientes 20 años. Sabe que necesito comprar unos ranchos, construir un hotel y algunas otras inversiones que quiero hacer y por eso necesito el dinero junto ya que al fin y al cabo no es deuda, de tal manera que mi capacidad crediticia seguirá siendo AAA". Seguramente el secretario de Hacienda le diría que eso sería imposible, ya que sería una deuda por más tiempo del que éste sería diputado, y el diputado le contestaría que el secretario de Hacienda tampoco va a estar dentro de 20 años en ese puesto (para fortuna de los chihuahuenses), "pero como no es deuda, anticípeme el 50% de mis ingresos como diputado, al fin y al cabo se lo van a cobrar a los diputados que siguen o simplemente a nadie, ya que no es deuda". En cuanto al reto que lanzó el secretario de Hacienda, para que le presenten a los acreedores del resto de la deuda, él mejor que nadie sebe que eso es imposible, ya que son miles de inversionistas de la Bolsa Mexicana de Valores, que compraron los bonos carreteros por el interés que ofrecieron pagar. En cuanto a la afirmación del titular de Hacienda, Jaime Herrera, de que él no tiene nada que ver con el nuevo banco que vamos a tener en Chihuahua, Banco Progreso, sin embargo aceptó en la tribuna que él sigue siendo el apoderado legal del mismo, del que era o es director general. Es decir que aceptó que sigue siendo el poder tras o al frente del trono en el nuevo banco que ya tiene autorizado iniciar operaciones en los próximos meses, a pesar de que hace tres o cuatro años se encontraba la Unión de Crédito Progreso en malas condiciones económicas. Vueltas que da la vida. Los cambios que anuncia hoy el gobernador Duarte esperemos que sean para bien, aunque no tocó a ninguno de los secretarios que se vieron tan mal.