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El que tenga oídos, que oiga

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 23 febrero de 2016 Página Sección B

La visita del papa Francisco a nuestro país dejó muchas enseñanzas, un papa incansable a sus casi 80 años (los cumple el 17 de diciembre), que le quitaron un pulmón a los 21 años de edad y después de ser electo papa le dijeron que tenía que operarse del corazón, pero tomó un tratamiento chino de Liú Ming, lo que le evitó entrar al quirófano. El primer papa latinoamericano y el primer jesuita. No vino a cambiar a México, los que tenemos que cambiar somos nosotros. Un hombre preparado y muy inteligente, a la vez muy buen diplomático para decir las cosas con toda la fuerza y claridad posible, pero guardando la diplomacia que su alto cargo requiere, por eso digo que el que tenga oídos, que oiga. Algunos dicen que "le faltó algo", pero yo pienso que no le faltó nada. Al Gobierno de Peña Nieto y todo su grupo gobernante les dijo que eran unos faraones y que vivían en la riqueza mientras había mucha pobreza, gente que no tiene ni para comer y sin embargo duermen en paz. Les dijo: "La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo". Más claro, ni el agua. Al alto clero de la Iglesia Católica también les dijo sus verdades, que a algunos de ellos les cayó como balde de agua helada, claro que se hicieron como si la Virgen no les hablaba. Les dijo: "La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza en los 'carros y caballos' de los faraones actuales, porque nuestra fuerza es la 'columna de fuego' que rompe dividiendo en dos las marejadas del mar, sin hacer grande rumor". No se necesitan "príncipes", sino una comunidad de testigos del Señor, les remató. El papa da el ejemplo desde el día siguiente a su elección, se queda a vivir en Santa Marta, donde viven otros sacerdotes, renunciando al Palacio Apostólico Vaticano. Nada de los zapatos rojos hechos especialmente para el papa, él siguió con sus mismos zapatos negros desgastados. Dejó a un lado el Mercedes Benz y se cambió a un pequeño Fiat, en el cual fue él personalmente a pagar la cuenta que había dejado donde se hospedó para asistir al cónclave como cardenal todavía. En Chiapas les habló duro a los gobernantes y empresarios, les dijo: "Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, ¡perdón, hermanos!", dirigiéndose a los indígenas. Habló fuerte en contra de la inmigración de miles y millones de personas en el mundo. Dijo: "Aquí en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos mexicanos que también buscan pasar 'al otro lado'. Un paso, un camino, cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tráfico humano, de la trata de personas. No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, por carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos. Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global. Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias. Son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado". Faltaron de relatar tantas visitas que hizo en cinco días a los presos y con los empresarios en Juárez, al violento estado de Michoacán, al municipio más poblado y pobre del país: Ecatepec, en el Estado de México. Fueron jornadas diarias de más de doce horas, para regresar de inmediato a Roma en un vuelo de más de once horas, y no pidió modificación alguna al avión de Aeroméxico que lo llevó de regreso Yo creo que el que tenga oídos, que oiga.