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Corrupcionario mexicano

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 27 diciembre de 2016 Página Sección B

El título anterior es de un libro que acaba de llegar a mis manos, cuyos autores son Alejandro Legorreta y Gustavo Rivera Loret de Mola, de ediciones Grijalbo y de Grupo Editorial Penguin Random House, en su primera edición. Cuando recibí el libro, me dije: Sólo ha de hablar mal de los políticos, pero me llevé una agradable sorpresa, desde el prólogo mismo del actor Diego Luna, quien dice que “hablar de corrupción no es cosa fácil, es imposible no terminar alarmados y hasta ofendidos cuando nos damos cuenta de cómo hemos asimilado el concepto; cómo lo hemos hecho parte de nosotros, al punto que cuando hablamos de México, la corrupción parece pieza fundamental para definirnos y entender cómo funcionan las cosas en nuestro país”. El libro básicamente se divide en tres grandes apartados: “La corrupción de ellos”, que habla principalmente de la corrupción de los políticos que hemos tenido en México, desde la Colonia y cómo le llamamos a algunos hechos de corrupción conocidos por todos ya de manera cotidiana. La 2ª parte habla de “la corrupción de nosotros”, de qué manera nosotros provocamos la corrupción cuando estamos metidos en algún aprieto y la única manera de salir es corrompiendo a la autoridad o para ganar alguna cosa es sólo haciendo trampa. La 3era. parte del libro es la corrupción de todos, en donde ya es parte de la sociedad misma. Como el espacio de estos editoriales es pequeño, sólo trataré de resumir la 1era. parte del libro, con algunos ejemplos muy conocidos por todos: “DEDAZO, práctica partidista-electoral característica del periodo clásico del priato, en la que una mano no santa (la del preciso, generalmente) señalaba quién es el bueno o la buena para tal o cual elección, para ocupar un cargo en el Gobierno o ganar una licitación”. Continúa hasta nuestros tiempos modernos, diría yo. “DESARROLLO SOCIAL (gasto en). El desperdicio más grande de recursos públicos en la historia de México. Desde 1994 se han gastado más de 20 billones de pesos en este rubro (sí billones, con 12 ceros). En 2016 tenemos la misma proporción de personas en pobreza que en aquel fatídico año. ¡Aplausos!”. “DEUDA PÚBLICA. Tarjeta de crédito de la clase política que acabamos pagando todos, aunque no hayamos visto ni un triste bache reparado con esa lana”. “EL AÑO DE HIDALGO, QUE CHIN… A SU MA… EL QUE DEJE ALGO”, frase burocrática que se repite cada seis años y que es la señal de salida para robar de manera descarada antes de que termine el sexenio. Y así podríamos seguir con definiciones que parecen pintadas en nuestro estado y en nuestro México, pero me gustaría terminar con dos frases de Diego Luna, que no tienen desperdicio. “Coincido con los que dicen que la corrupción es un problema sistémico, un problema derivado de las acciones y decisiones diarias de millones de mexicanos. Si bien el presidente Peña se equivocó al llamarlo un problema cultural -grave cosa, porque habría que acabar con nuestra cultura para erradicar el problema…”. “Hace no mucho un amigo decía en una cena: ‘Ya basta de quejarnos de los políticos y de hablar de ellos como si pertenecieran a otra especie. Hace falta hacer política para cambiarla desde adentro’. Me quedé pensando y creo que tiene toda la razón: hay que involucrarse y ejercer ‘la ciudadanía’, que a mi forma de entender, también es hacer política y es pieza clave para que la cosa funcione… Hace falta actuar en nuestro día a día como nos gustaría ver a nuestros políticos trabajando, sólo así sentaremos un precedente y podremos exigir que nuestros representantes lo hagan también”. Termino recomendándoles el libro anterior, es de lectura rápida y divertida, pero que al final nos ponga en acción para terminar con este mal que está corroyendo a nuestra patria. Adicionalmente, aprovecho para desearles una Navidad llena de bendiciones y que el año 2017 se vean realizados los sueños de todos.