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De vulgar ladrón a la estafa maestra

El Heraldo de Chihuahua Chihuahua, Chih. 12 septiembre de 2017 Página Sección B

César Duarte, ex gobernador de Chihuahua, hacía contratos por muchos millones de pesos con compañías que no prestaban los servicios pactados, en primer lugar porque no tenían la capacidad para hacerlo, ya que algunas ni personal tenían, prácticamente, el representante legal asistía a la oficina y por lo tanto todo el contrato era utilidad. Una manera muy burda de robarse el dinero de los chihuahuenses, mismo sistema que yo creo que patentaron los gobernadores del PRI, en sus juntas de la Conago, cuando se quedaron sin presidente de la república, modelo que aplicaron otros gobernadores priistas, algunos de ellos hoy perseguidos por la justicia. Pero al priista mayor, ya de regreso, le empezaron a salir la “casa blanca” en la parte más exclusiva de la Ciudad de México, luego otra en Miami, en Malinalco, Ixtapan de la Sal, pero ahora se ha descubierto por “Mexicanos contra la corrupción y la impunidad”, publicada en redes sociales por Animal Político, la “estafa maestra”, graduados en desaparecer dinero público, donde Duarte parece un niño de pecho comparado con el robadero a gran escala de Peña Nieto y su pandilla. Tan sólo en 2013 y 2014 desviaron a su bolsillo 7,670 millones de pesos, principalmente de la Secretaría de Desarrollo Social, cuando la encabezaba Rosario Robles, de Banobras, cuando lo dirigía Alfredo del Mazo, hoy gobernador electo del Estado de México, primo de Peña Nieto y de Pemex, cuando estaba Emilio Lozoya, de quien se dice que también recibió 10 millones de dólares de la famosa constructora brasileña Odebrech, entre otras dependencias. La forma de disimular el desvío de dinero era entregándoselo a ocho universidades públicas, para no levantar sospechas y éstas lo devolvían a los funcionarios, no a las instituciones, mediante un “moche” que en este caso fue de mil millones. El auditor superior de la Federación, Juan Manuel Portal, no duda en calificarlo como un fraude millonario. ¿Quién pudiera pensar mal de dinero que se entregaba a estas universidades, como a cualquier otra? Al auditor superior le llevó meses revisar qué servicio se había dado a esas instituciones, encontrando que nada, y sólo se habían quedado con el “moche”, no se dice si los rectores o la institución. Hace unos días Carolina Aranda Cruz, niña de 11 años que cursa el quinto de primaria, fue invitada a dar una plática en el World Tarde Center de la Ciudad de México, ante cientos de pediatras y del secretario de Salud; terminó su discurso con una frase demoledora: “Pobre México nuestro, tan cerca del futbol y tan lejos de la ciencia”, y agregó: “¿Por qué apoyar más a los futbolistas que a los científicos? ¿Son mejores personas? ¿Producen mayor riqueza? ¿Nos divierten más? No creo, porque los científicos inventaron las computadoras, el iPad, los simuladores, que también nos divierten”. De estas notas ningún medio de comunicación ha dicho nada. La realidad es que los gobiernos no invierten en nada que valga la pena para salir del atraso en que nos encontramos, porque el dinero se lo llevan para su usufructo personal, vea nomás cómo dejaron a Chihuahua. La estafa maestra.